En 1914, los europeos pensaban que la guerra sería corta. Pero los generales, que habían estudiado las guerras napoleónicas,
estaban equivocados en su enfoque inicial del enfrentamiento, basado en
el uso masivo de la infantería. Respondiendo a la enorme eficacia de
las armas (fusiles, armas automáticas y artillería pesada), las
fortificaciones fueron reforzadas. La caballería sería inútil como medio
para romper el frente.
El comienzo del plan trascurrió perfectamente para el Reich. Sus tropas
avanzaron sobre Bélgica el 4 de agosto, lo cual provocó la intervención
inglesa. Posteriormente derrotaron al ejército francés en diversas
batallas. Los franceses lanzaron simultáneamente el Plan XVII,
pero resultó un fracaso debido a las armas automáticas que frenaron
cualquier asalto y a un repliegue prematuro de las tropas hacia sus
líneas. Semanas después los alemanes estaban ya ubicados en el río Marne, donde chocaron con el Cuerpo Británico y el ejército francés, quienes frenaron el avance imperial.
En el curso de 1915, dos nuevos países entraron en la guerra: Italia del lado de los Aliados y Bulgaria al lado de las potencias centrales, que con este apoyo derrotan y ocupan a Serbia. Desde el comienzo de la guerra, el Vaticano y Suiza intentaron infructuosamente sondeos por la paz.
Se adjunta a continuación un vídeo que explica la guerra de movimientos durante la Primera Guerra Mundial
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