El 4 agosto de 1914, el ejército alemán abrió el frente occidental invadiendo Bélgica y Luxemburgo, con un ataque a la ciudad de Lieja, y luego obteniendo el control militar de regiones industriales importantes del este de Francia, derrotando al ejército francés en la batalla de Lorena, la batalla de Charleroi (21 de agosto) y en la batalla de Maubeuge una semana más tarde. La fuerza del avance fue contenida drásticamente con la primera batalla del Marne en septiembre de 1914,
donde enfrentaron al Cuerpo Británico y las tropas de reserva francesas. El equilibrio
de fuerzas y las nuevas armas facilitaron la defensa frente al ataque e
impusieron la estabilización del frente. Ambos contendientes se
atrincheraron en una línea sinuosa de posiciones fortificadas que se extendía desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza con Francia. En estos ataques se recurrió a bombardeos
masivos de artillería y al avance masivo de la infantería. Sin embargo, la combinación de las trincheras, los nidos de ametralladoras, el alambre de espino y la artillería
infligían cuantiosas bajas a los atacantes y a los defensores en
contraataque.
Las condiciones sanitarias y humanas para los soldados eran difíciles y
las bajas elevadísimas.
En otoño de 1915 el general Joseph Joffre
intentó una ofensiva, con apoyo inglés, que concluyó en un gigantesco
fracaso. Después de este éxito defensivo, a finales de año, el general Von Falkenhayn, propuso al Kaiser su proyecto de atacar Verdún. Los alemanes esperaban que su caída debilitaría la
moral de los soldados franceses. El 21 de febrero de 1916,
el ataque se inició con la artillería bombardeando violentamente las
posiciones aliadas. Los alemanes avanzaron poco, pero las pérdidas
francesas fueron enormes. El 25 de febrero, el general Langle de Cary decidió abandonar la ciudad, pero el mando francés no estaba dispuesto a perder Verdún y nombró en su lugar a Philippe Pétain, quien organizó una serie de violentos contraataques. El 1 de julio, los británicos desataron una gran lucha paralela en la batalla del Somme,
a fin de dividir las tropas alemanas y reducir la presión sobre
Francia. En un esfuerzo por romper este callejón sin salida, este frente
presenció la introducción de nuevas tecnologías militares, incluyendo el
gas venenoso y los tanques. Pero sólo tras la adopción de mejoras tácticas se recuperó cierto grado de movilidad. A pesar del estancamiento de este frente, este escenario resultó decisivo. El avance inexorable de los ejércitos aliados
en 1918 convenció a los comandantes alemanes de que la derrota era
inevitable, y el gobierno se vio obligado a negociar las condiciones de
un armisticio.
Se adjunta a continuación un vídeo que explica los sucesos ocurridos durante el Frente Occidental
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